‘Twin Peaks: The Return’ (III), el humor parece estar de vuelta

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Vamos a por la tercera parte de esta nueva Twin Peaks que tiene al mundo de las series revolucionado por su excentricidad, y por la vuelta de tantos personajes que están haciendo que este regreso sea más especial.

El agente Cooper sigue cayendo mientras todo lo que le rodea es una espesura negra con puntos blancos que resulta cada vez más caótica. Por fin desemboca en un lugar con tonos lilas y con un inmenso mar. Allí aparece una ventana que Cooper abre para introducirse en una habitación en cuyo interior hay una chimenea y una mujer también de tonos violetas pero sin ojos. Él se acerca y le coge las manos mientras le pregunta dónde está. Ella le sienta y le toca el rostro con delicadeza. De repente, unos golpes empiezan a escucharse desde otra puerta, que parece estar siendo aporreada por alguien que se encuentra al otro lado.

El agente Cooper se levanta al ver una especie de panel con el número 15 en la pared, pero la mujer sin ojos quiere impedirle por todos los medios que lo toque mientras le pide que vaya con ella a otro lugar. Ambos salen hacia la parte de arriba de una especie de caja que está en medio de ese universo. Allí, ella activa una palanca que parece controlar la luz. La mujer sin ojos sale disparada hacia la espesura. El agente Cooper mira hacia abajo donde la imagen de la cabeza de un hombre aparece para decirle “rosa azul”.

Dale baja a la sala del panel, en el que ahora aparece el número 3 y donde hay una nueva mujer que le dice “cuando llegues allí, ya estarás allí”. En el mundo real el doble del agente está sufriendo los efectos de lo que sucede en el otro mundo. Dale Cooper es absorbido por el panel (excepto sus zapatos) mientras la puerta de antes sigue siendo golpeada por alguien, que supuestamente es la madre de la chica que ahora allí se encuentra. El doble del agente Cooper es incapaz de controlarse a sí mismo y sufre un accidente mientras va conduciendo. El doble se tapa la boca como si evitara transportarse a otro lado, pero finalmente se ve como el coche empieza a aparecer en la sala de las cortinas rojas.

En otro lugar, aparece otro doble del agente Cooper que también parece estar sufriendo los efectos. Éste intenta escapar, pero cae al suelo y escupe una cosa muy extraña para luego desaparecer. El otro doble a pesar de taparse la boca, también sucumbe a escupir esa sustancia tan rara (y asquerosa) que le deja inconsciente en el coche.
Ya en la sala roja, el segundo doble de Dale dice sentirse extraño. El hombre de la habitación de las cortinas rojas le cuenta que alguien le ha fabricado por algún motivo que ya se ha logrado. Seguidamente, éste empieza a desaparecer hasta que su cabeza explota y de ella sale un humo negro y una esfera dorada, que termina por reducirse a una diminuta bola.

El agente Cooper vuelve de nuevo a la realidad a través de una toma de corriente y llega hasta la casa donde estaba su segundo doble. De ella sale con una chica, que descubre que lleva en el bolsillo de su chaqueta las llaves de una de las habitaciones del Gran Hotel del Norte de Twin Peaks. Unos hombres van en busca de su segundo doble al que pretenden matar.

El agente Hawk reúne a Lucy y Andy para intentar resolver la información dada por el leño de Margaret. Un divertido debate se plantea cuando Lucy confiesa que hace 25 años se comió un conejo de chocolate aun siendo una prueba de la policía, y que puede ser importante ahora para el caso. Al final llegan a la conclusión de que no es la pieza que falta para alivio de Lucy.

De nuevo volvemos al hombre de las palas que las está pintando de color dorado por alguna razón que por ahora se desconoce. No sabemos mucho de esta trama y qué relación tiene, pero seguro que más adelante nos sorprenderá.
La chica que estaba con Cooper le deja en el Silver Mustang Casino y pronuncia las mismas palabras que le dijo Laura Palmer. El agente Cooper entra en el casino desorientado sin saber muy bien a dónde ir ni qué hacer. Le dan cambio de 5 dólares y comienza a jugar a las tragaperras. Una pequeña imagen de la habitación roja le indica a qué sitio debe ir, así cuando se acerca a esa máquina y tira de la palanca se lleva el premio.

En la oficina central del FBI en Filadelfia, Gordon Cole (David Lynch) investiga lo sucedido en Nueva York, donde el chico que custodiaba la caja de cristal y la chica que le acompañaba han sido violentamente mutilados. También intentan saber para qué sirve esa caja tan extraña, pero Gordon recibe una llamada de su secretaria en la que le alerta de que han encontrado al agente Cooper. Gordon se dispone a viajar hasta donde está para interrogarle y saber qué pasa.

Este capítulo nos ofrece muchas más pistas sobre lo que le está sucediendo al agente Cooper y cómo sus dobles, que ahora son dos, habían sido creados por algún motivo. Con la vuelta de Dale a la realidad puede que ahora todo cambie y que se descubran secretos que han estado ocultos durante estos 25 largos años, aunque nuestro agente favorito aún parece que no se acostumbra a volver a la realidad. Veremos hacia donde le guía esa sala roja que sigue conectada con él.

Y no podemos olvidar esa investigación que están llevando a cabo Hawk, Lucy y Andy; y tampoco la de Gordon ahora que sabe que el agente Cooper ha aparecido. Muchos interrogantes siguen abiertos y lo seguirán durante muchos capítulos porque así es como Lynch nos quiere, quebrándonos la cabeza con imágenes locas y excéntricas que aun así son todo un disfrute. Y de nuevo aplaudiendo ese humor que parece estar de vuelta y que tanto se echaba en falta en los dos episodios anteriores.

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Graduada en periodismo y con nombre a cargo de Twin Peaks, mi pasión por las series empezó con Lost y HIMYM. De ahí me trasladé a Dunder Mifflin donde pasé los mejores momentos, aunque por las noches debo confesar que sacaba mi oscuro pasajero de la mano de Dexter. Y ahora, me hospedo en el Bates Motel en busca de un nuevo destino apasionante.
Sobre Laura Pérez 24 artículos
Graduada en periodismo y con nombre a cargo de Twin Peaks, mi pasión por las series empezó con Lost y HIMYM. De ahí me trasladé a Dunder Mifflin donde pasé los mejores momentos, aunque por las noches debo confesar que sacaba mi oscuro pasajero de la mano de Dexter. Y ahora, me hospedo en el Bates Motel en busca de un nuevo destino apasionante.

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