‘Feud’ 1×07: Abandoned! (O cuando nunca es suficiente)

Una de los primeros detalles curiosos de Abandoned!, el séptimo episodio de Feud: Joan and Bette, es que la directora es Helen Hunt. Primero porque no recordaba que la talentosas señora Hunt dirigía (lo hace desde la época de Mad About You) sino porque me parece apropiado que sea una mujer la que defina cómo vamos a ver los últimos momentos de esta serie.

En el episodio anterior nos quedamos con el setup para el rodaje de Hush, Hush, Sweet Charlotte; la película que debía replicar el éxito de What ever happened to Baby Jane?
La fórmula era, en esencia, la misma. Pones a Joan Crawford y a Bette Davis delante de la cámara, pones a Bob Aldrich en la silla de director, y cuentas una historia donde dos señoras se caen a piñas. Meta much? Un poco, sí.

Abandoned! funciona es desarrollo y clímax al mismo tiempo. Por un lado, y con cierta sensación de deja vu, volvemos a presenciar las micro-agresiones (y macro también) que se dispensan Davis y Crawford. La primera convirtiendo el rodaje en una experiencia “inolvidable” para Crawford, con gracias que van desde cortar sus escenas, no dejarla dormir o dejarla abandonada en la localización. Claro, todo en nombre del bien mayor, que la odie y eso se traduzca en una mejor actuación.

¿Y Crawford? Bueno, haciéndose rogar, mucho. Cada mujer ejerce su ración de poder para mover el rodaje a su favor. Davis, como productora y teniendo un romance con el director, juega con ventaja. Pero en el núcleo de todo, está su rivalidad, esa vieja, fastidiosa e inextinguible rivalidad. Una que vive, a mi parecer, su momento cumbre en un pequeño diálogo entre las protagonistas, un reproche mutuo en el que se recuerdan mutuamente que ni la belleza ni el talento son suficientes para una mujer en Hollywood de ayer, o si sabemos leer un poco más allá, en el de hoy.

Es un testamento al buen trabajo de desarrollo de personajes que en un episodio sintamos iguales medidas de lástima y de desprecio frente a un personaje, nos habla sobre lo bien dibujada que está su humanidad; todos somos capaces de grandeza y mezquindad. Juega mucho a favor que tus dos protagonistas sean Susan Sarandon y Jessica Lange, dos mitos interpretando dos leyendas. En este round en particular, le doy puntaje a favor a Lange, quien logra encarnar esa mezcla de fragilidad y venganza encarnada que es Crawford. Tiene la ventaja que de una u otra forma, el peso del episodio está con ella; es Crawford quien hace la movida al parar el rodaje, al hacer sus exigencias.

Cosa irónica, en un momento donde podríamos hablar de “ganadores” y “perdedores”, la sensación que no queda es que realmente, al final, nadie gana. En el caso de Joan está claro, sola, aislada en una cama de hospital donde ella misma se condenó. En el caso de Davis, es una victoria pírrica; sí, la batalla y el rodaje es suyo, pero la casa sigue estando sola y lo estará más luego que su hija se case.

Feud es una serie que ha hecho un buen trabajo en desnudar la “verdad” detrás de los famosos chismes, ¿o es chismes de famosos? Da igual. Su virtud es no regodearse en el morbo de una historia que ya hemos escuchado un montón de veces, sino tratar de ver que en el fondo, hay realidades más simples, más cercanas. En el centro siempre están sus protagonistas, sus virtudes y su imperfecciones, esas que la industria a la que dedicaron su vida nunca les dejó olvidar; aunque no les haya temblado el pulso para olvidar a dos de sus talentos más notables.

Abandoned! es para mí uno de los episodios más intensos de Feud, de los más centrados en el tema principal, de los más cercanos a sus protagonistas. Lo siento como un clímax, como la batalla final. Queda entonces esperar el epílogo, este domingo, y confiar en que cerraran tan bien como han desarrollado.