‘El Ministerio del Tiempo’: Hasta ahora

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Aprovechando que hace dos semanas finalicé la segunda y, hasta ahora, última temporada de El Ministerio del Tiempo, he decidido hacer una entrada con las que son mis impresiones de una serie que, gracias a la cual, me he “enganchado” a la ficción nacional. En breve, pretendo comenzar con Mar de Plástico y Sé quien eres.

Pero volviendo a la ministérica serie, comenzar diciendo lo que ya es un secreto a voces: la ficción creada por Javier y Pablo Olivares lo tiene todo para enganchar a cualquiera, sobre todo a toda una generación que nació entre los 70 – 80: (ciencia) ficción, aventuras y un equipo intertemporal que se desplaza por el tiempo con la misma misión que tenía Jean-Claude Van Damme en Timecop. Estos policías del tiempo deben vigilar que nada ni nadie cambie el pasado en su futuro beneficio, y nunca mejor dicho.

Lo primero que define, y distingue, a la serie con respecto a otras ficciones similares, es el equipo que compone la “patrulla”. Los tres miembros pertenecen a épocas distintas de nuestra historia, convergiendo los tres en el presente actual, el nuestro, pero futuro para dos de ellos.

En primer lugar encontramos a Julián Martínez (Rodolfo Sancho), el único del grupo que pertenece a nuestra época. Un enfermero que no puede salvar a su novia de una muerte absurda y que, tras ser reclutado por El Ministerio, tiene una única cosa en mente: volver al momento en el que poder evitar el accidente y la muerte de ella. Toda una declaración de intenciones que pretende, sin disimularlo, poner al espectador en la misma disyuntiva de Julián, siendo el más difícil de juzgar de los 3. Y tú, ¿qué harías?

El segundo personaje es el interpretado por Nacho Fresneda, en el papel de Alonso de Entrerríos, un personaje muy cercano al creado por Arturo Pérez Reverte: El Capitán Alatristre. Alonso es el típico personaje que se mueve por un código de honor del que le cuesta despojarse, unido a un sentido de la justicia totalmente obsoleto (afortunadamente, o no) y que se rige por las normas de caballería en todo lo que hace.

Si bien, en un principio, uno puede congraciarse con él, y hasta cierto punto, empatizar, en la segunda temporada comienza a molestar un poco esa supuesta falta de adaptación a nuestra época y todo lo que ello conlleva, incluida esa forma de hablar un castellano antiguo que difícilmente puede justificarse tras un periodo de tiempo como miembro de la patrulla. Afortunadamente, el final de la segunda temporada marca un punto de inflexión a raíz de un encuentro muy especial y enigmático para Alonso.

Finalmente, y aunque no menos importante (más bien al contrario), está el personaje interpretado por Aura Garrido, Amelia Folch. Situada en una época intermedia con respecto a los otros dos miembros, es la única mujer y, atención, la jefa del grupo.

Es el personaje con mayores dilemas morales, entre lo que tiene que ser y lo que debe ser, a la que más le cuesta aceptar que, a veces, lo mejor es enemigo de lo bueno y que, finalmente, se adapta a la nueva época sin fisuras.

Hay otros personajes, secundarios de lujo, interpretados por Cayetana Guillén Cuervo, Juan Gea, Jaime Blanch y, también, Natalia Millán. Ésta última en un papel muy atractivo pero poco aprovechado.

Viajes por el tiempo, traiciones, enemigos americanos (sí, americanos, no rusos, árabes o asiáticos) y personajes trascendentales en la historia de España durante las misiones de una patrulla que ha logrado hacerse un hueco en el difícil mundo de las series.

Un último apunte. Durante la segunda temporada, y a partir de la tercera, se incorpora Hugo Silva en el papel de un policía acusado injustamente en su época de haber asesinado a una mujer. Sin entrar en detalles para no estropear nada, considero que fue todo un acierto su incorporación, si bien obligada por la ausencia de Rodolfo Sancho. Es el personaje que logra arrancar más de una carcajada durante todos los episodios en los que aparece durante la segunda temporada. Muy acertada su incorporación y la continuación que tendrá durante la tercera temporada.

Feliz semana de series y cine.

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Albert Verdú

Lector de novela negra y amante del buen cine y las series. Aunque el tiempo no es infinito, siempre hay que encontrar un momento para vivir otras vidas, probarse otros nombres y meterse en el traje y la piel de aquellos que nunca seremos (parafraseando a Sabina).

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